sábado, 24 de enero de 2009

AL SUR DE CALIFORNIA



Anoche esperando a que pusieran el capítulo de los viernes de Friday Night Lights, el segundo de la tercera temporada, de pronto se escucha un “¡¡¡bruuuuuum!!!” tremendo y tiembla todo por unos 2 segundos escasos, no más. Lo primero que pensé es que se había caído algo enorme en la cocina (algún armario o similar) porque me daba la impresión de que venía de ahí la vibración, pero al instante lo descarté porque no se había oído realmente ningún golpe y la intensidad de la vibración iba creciendo. Lo segundo, y más increíble, es que pensé en un gigante plantando el pie en la cocina y haciendo temblar toda la casa. Eso también duró un instante, lo descarté por fantasioso, pero no es la primera vez que me dedico a creer en estas cosas de ciencia ficción cuando no me cuadra lo que está sucediendo. Recuerdo una vez en Covadonga, Asturias, estábamos Gabriel Josillo y yo caminando en una pradera espectacular rodeada de montañas, caballos salvajes, cabras y vacas, teníamos un cambio de rasante delante de nosotros, de manera que no podíamos ver a cierta distancia qué venía después. De pronto se empezó a escuchar un ¡¡BRUM!! ¡¡¡BRUM!!! ¡¡¡¡BRUM!!!! Que cada vez se escuchaba más cerca y con la vibración que le acompañaba. Yo me quedé quieta esperando a que apareciera un gigante o algo así detrás del cambio de rasante, sabía que no era posible, pero ¡oye! hasta que terminó el asunto yo lo seguí pensando. Al final era una vaca intrépida que se estaba despeñando porque se había subido a un risco que se había desplomado. Total que anoche, después de descartar ambas cosas lo último que se me ocurrió es que fuera una explosión de gas de algún vecino, pero claro, no había habido tal ruido de explosión. Después de que todas estas posibilidades pasaran por mi cabeza en esos dos segundos esacsos, me levanté corriendo y fui al pasillo y mi compañera de piso hizo lo mismo, una vez las dos en el pasillo me dijo:
- ¿Lo has notado?
- ¡Cómo para no notarlo! ¿qué era eso?
- ¡Un terremoto!
- ¡¡¿Qué?!!
- Sí, por cierto, lo mejor que puedes hacer cuando hay un terremoto es ponerte debajo del maro de alguna puerta o en tu baño, que es pequeño, en general en sitios donde no se te pueda caer nada encima.
- Yo=cara de póker.
La noticias locales dicen que un temblor de 3.4 con origen en Marina del Rey o Venice Beach y lo califican como “temblor pequeño” pero quieren estudiar su relación con otro temblor en San Fernando Valley hace unos días y, de paso, dicen que el Sur de California debería estar preparado para una actividad sísmica más intensa. ¡Ahí lo llevas!

miércoles, 14 de enero de 2009

Amanece en Santa Monica




He decidido cambiar la noche por el día y aprovechar el Jet Lag que tiene uno al viajar hacia el oeste: de Madrid a Los Angeles. El JetLag de este a oeste consiste en que a partir de las 8 de la tarde de aquí (California) te caes de sueño y a las 5 de la mañana se te abren los ojos y no hay quien los vuelva a cerrar. Por lo visto es mucho mejor este jetlag, que el que tiene uno cuando viaja hacia el este, de California a España, por ejemplo, porque en este caso no tienes sueño cuando llega la noche de allí, pero levantarse por la mañana es una pesadilla. Desde que llegué me he levantado entre las 5 y las 6 de la mañana todos los días y eso aquí es lo que hace la gente normal porque a las 5 de la tarde anochece y, a diferencia de España, a las 6:30 am. ya es de día. Total que a esa hora hay pocas cosas que hacer salvo si uno practica yoga (como es mi caso desde que nací para quienes no me conozcáis) en cuyo caso la disciplina, y otras cosas que no voy a explicar aquí, hacen que a las 6 de la mañana alguien abra el centro de yoga de Los Angeles al que yo voy y se cante la GuruGita lo que para alguien como yo (quiero decir que desde niña me han educado en este tipo de prácticas) es como si te hicieran un regalo cada mañana. Hasta ahora he tenido más el horario español que el californiano y por eso no he podido ir apenas nunca.
De camino estaba amaneciendo y he hecho un par de fotos desde el coche a riesgo de que me pitaran en los semáforos por tardar en salir cuando ya estaba en verde. ¡Espero que os gusten!

martes, 13 de enero de 2009

Back in Elei


8:00 am. en lo que nosotros llamaríamos Aula Magna del edificio Haines en UCLA, a puntito de asistir a mi primera clase del segundo trimestre, una clase que tiene parte de grado y parte de posgrado en Sociología. Llego 2 minutos tarde, todo el mundo ya está sentado en silencio y el aula impresiona bastante, es, ni más ni menos, que como las de las pelis. Me siento, nada más entrar a la izquierda, como para no molestar a nadie. Cuando levanto la mirada me encuentro a medio departamento de antropología desperdigados entre los casi 200 estudiantes del aula ¿Qué narices hacen aquí? Una de las chicas de mi departamento, también visitante como yo pero de Israel, agita las manos en un claro: “VEN PA’ CA” allá que voy, bolso, chaqueta, carpeta, llaves del coche, gafas… llego al sitio que está justo en la otra punta, milagrosamente sin que nada se me caiga. Me siento, busco el reposabrazos sobre en que está todo el mundo apoyado menos yo y me lo encuentro debajo del asiento, intento levantarme y se me cae todo, lo consigo sacar, resulta que hay que encajarlo de un golpe ¡y yo que no quería hacer ruido! Golpecito y empieza la clase. El profesor es de Inglaterra y hoy se le nota el acento inglés más que nunca, a lo mejor ha estado en navidades. En mitad de la clase agito el boli sin darme cuenta y sale volando la tapa contra la chica sentada delante de mí, como cada fila de asientos está más elevada que la anterior, la tapa le da directamente en la cabeza. Se da la vuelta, le pido perdón, me sonríe y se pone a buscar la tapa, le intento decir que no se preocupe, que no hace falta, pero nada, sigue buscando la tapa sin parar. Lleva una camiseta negra con letras doradas detrás donde pone: todo lo que necesitas es el amor Theta. “All you need is THETA love” ¿Alguien sabe por qué las hermandades llevan como nombres letras griegas? Total, la chica “Z” sigue buscando la tapa hasta que insisto firmemente en que puedo continuar la clase sin ella. A veces uno desearía que la gente aquí no fuera TAN TAN TAN amable. Hacia el final me fijo en que casi todo el mundo tiene su termo de café, me parece una idea estupenda, para la próxima yo también. Fin de la clase. Le pregunto a la chica Israelí que qué tal las navidades, antes de terminar la frase ya pienso en que me he equivocado de pregunta: “nada aquí, en LA, no celebro la navidad”. Me acerco a hablar con el profesor (ya nos conocemos, es al que le dio por preguntarme cosas en medio de las clases el trimestre pasado) me pregunta si acabo de llegar de España de las vacaciones, le digo que sí, me dice que siente mucho la hora de la clase, hombre las 8, sí es una putada, pero vaya, hay cosas peores. A las 9 de vuelta a casa por Sunset Boulevard, casi sin coches y con un sol precioso, las palmeras, el calorcito, la gente sonriente, los cochazos, la 405, las casazas… ¡¡ya estoy aquí otra vez!!