8:00 am. en lo que nosotros llamaríamos Aula Magna del edificio Haines en UCLA, a puntito de asistir a mi primera clase del segundo trimestre, una clase que tiene parte de grado y parte de posgrado en Sociología. Llego 2 minutos tarde, todo el mundo ya está sentado en silencio y el aula impresiona bastante, es, ni más ni menos, que como las de las pelis. Me siento, nada más entrar a la izquierda, como para no molestar a nadie. Cuando levanto la mirada me encuentro a medio departamento de antropología desperdigados entre los casi 200 estudiantes del aula ¿Qué narices hacen aquí? Una de las chicas de mi departamento, también visitante como yo pero de Israel, agita las manos en un claro: “VEN PA’ CA” allá que voy, bolso, chaqueta, carpeta, llaves del coche, gafas… llego al sitio que está justo en la otra punta, milagrosamente sin que nada se me caiga. Me siento, busco el reposabrazos sobre en que está todo el mundo apoyado menos yo y me lo encuentro debajo del asiento, intento levantarme y se me cae todo, lo consigo sacar, resulta que hay que encajarlo de un golpe ¡y yo que no quería hacer ruido! Golpecito y empieza la clase. El profesor es de Inglaterra y hoy se le nota el acento inglés más que nunca, a lo mejor ha estado en navidades. En mitad de la clase agito el boli sin darme cuenta y sale volando la tapa contra la chica sentada delante de mí, como cada fila de asientos está más elevada que la anterior, la tapa le da directamente en la cabeza. Se da la vuelta, le pido perdón, me sonríe y se pone a buscar la tapa, le intento decir que no se preocupe, que no hace falta, pero nada, sigue buscando la tapa sin parar. Lleva una camiseta negra con letras doradas detrás donde pone: todo lo que necesitas es el amor Theta. “All you need is THETA love” ¿Alguien sabe por qué las hermandades llevan como nombres letras griegas? Total, la chica “Z” sigue buscando la tapa hasta que insisto firmemente en que puedo continuar la clase sin ella. A veces uno desearía que la gente aquí no fuera TAN TAN TAN amable. Hacia el final me fijo en que casi todo el mundo tiene su termo de café, me parece una idea estupenda, para la próxima yo también. Fin de la clase. Le pregunto a la chica Israelí que qué tal las navidades, antes de terminar la frase ya pienso en que me he equivocado de pregunta: “nada aquí, en LA, no celebro la navidad”. Me acerco a hablar con el profesor (ya nos conocemos, es al que le dio por preguntarme cosas en medio de las clases el trimestre pasado) me pregunta si acabo de llegar de España de las vacaciones, le digo que sí, me dice que siente mucho la hora de la clase, hombre las 8, sí es una putada, pero vaya, hay cosas peores. A las 9 de vuelta a casa por Sunset Boulevard, casi sin coches y con un sol precioso, las palmeras, el calorcito, la gente sonriente, los cochazos, la 405, las casazas… ¡¡ya estoy aquí otra vez!!