jueves, 23 de abril de 2009

DÍA 1.- Los Angeles/Oxnard/Santa Barbara/Morro Bay/Cayucos


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Salimos como a las 10 de la mañana por Sunset Boulevard en dirección al océano con la capota bajada. Había que vernos a las tres en un descapotable, pasando frío. Nos costó poco descubrir que el truco estaba en tener la capota bajada, pero las ventanas subidas e, incluso, poner la calefacción. Sunset Boulevard es una calle llena de curvas sin fin que va desde Hollywood hasta el Océano, al llegar al océano en Los Angeles en lugar de un paseo marítimo hay una autopista (son muy originales en este país) y esa autopista se puede seguir hacia el Sur (San Diego, Tijuana) o hacia el Norte (lo que nosotras hicimos). Caminito al norte pasamos por Malibú (que o no tiene tampoco paseo marítimo o no se lo vimos) siguiendo la autopista nos fuimos metiendo para el interior donde hay muchísimos cultivos (de fresas, pistachos y uvas) como no nos gustaba eso de alejarnos del mar, nos desviamos a la altura de Oxnard gracias a un cartel que decía algo así como “carretera con vistas al mar” y fuimos a parar a una especia de tiendas como las de todo a cien en España pero llevadas por mexicanos. Encontramos cosas de lo más variopintas, desde vírgenes para el coche, hasta gorros de cowboy. Ahí Carmen, que iba de copiloto, empezó a introducirnos la idea de que “probablemente” necesitáramos un mapa de carreteras. Así que empezamos a preguntar en estas tiendas que, por supuesto, no tenían esas cosas. Nos dividimos, Carmen y Salvia disfrutaron de la cantidad de productos increíbles, nunca vistos antes, que había en estos sitios y yo entré en una tienda de fotocopias y di con el que debía ser el único nativo americano del lugar, súper amable además, y cuando le pregunté por un mapa de carreteras me dibujó el suyo propio para indicarme cómo llegar hasta otra zona de comercios y, finalmente, comprar el mapa allí. El hombre se tomó 15 minutos de molestias explicándome con todo detalle cada semáforo y cada base militar (que había un par por la zona) que teníamos que pasar para llegar a este lugar que era una licorería (es otra cosa que les gusta mucho aquí, las tiendas de licores). El mapa que me dibujó lo guardamos, además de por lo amable que fue, porque lo hizo con mucho cariño el hombre y, sólo una vez en los Ángeles, nos dimos cuenta de que tenía la dirección de la tienda detrás ¡y página web! Y eso que la tienda era como una tienda de fotocopias de barrio. Esta es la web, si pasáis por Oxnard tenéis que hacerle una visita. Lo cierto es que siguiendo sus indicaciones llegamos a donde queríamos: a una gasolinera, compramos nuestro mapita y tiramos para el norte, no antes sin flipar con que OXNARD ahí donde lo veíamos, tenía unos canales más bonitos que los de Venice en Los Ángeles.
Pim pan, pim pan y llegamos a Santa Bárbara, nos dimos un paseíto, subimos la capota porque nos moríamos de frio y seguimos hasta La Goleta donde comimos, la comida estaba güena güeña y el café más bueno aún (como dice todo el mundo, el café que beben los americanos es más bien “té de café” pero el expreso es igual en todo el mundo) y nos dimos un paseíto por el muelle.

Queríamos explorar más la zona, pero aquí empezó ya nuestro problema con las señales de tráfico Californianas, que no hay quien las entienda, cada vez que nos metíamos por un camino nos encontrábamos con una señal que decía: “carretera privada, usted está utilizando esta vía por su propia cuenta y riesgo” así que claro, nos dábamos la vuelta y volvíamos a nuestra acogedora carreta general. Pero no entendíamos si es que eran carreteras que llevaban a zonas residenciales privadas o es que eran tramos que no había construido el Estado de California. Total, nos perdimos un poco más por allí en una especie de lago que había cerca donde un par de surferos nos tomaron un poco el pelo con “nuestro amigo del coche” que era la careta de pirata que le habíamos puesto al asiento del copiloto, nos preguntaron que cual era el problema de nuestro amigo y les respondimos que sólo disfrutaba del mundo en dos dimensiones, por eso estaba enfadado.

Aquí está el Piratilla al lado de la laguna
Nos despedimos, cogimos otra vez la autopista y a seguir. Dándole vueltas al mapa descubrimos que la autopista se metía hacia el interior de nuevo, pero las vistas eran increíbles, así que nos pareció bien. Cuando nos estábamos acercando a Morro Bay ya íbamos pensando en dormir, hasta este momento nuestra intención era dormir en tienda de campaña, así que mirábamos los campings (no teníamos ni tienda de campaña, lo que ilustra muy bien nuestro idealismo, que no tiene límites). Por desgracia nos pasamos la zona de Morro Bay que era la que tenía camping y que debía ser impresionante y paramos en el siguiente pueblo: CAYUCOS, el pueblo básicamente (igual que Morro Bay) era una tomadura de pelo, eran unas 150 casas mirando hacia el mar en una ladera y parecía fantasma por completo. Entramos y al pasar dos calles vimos a una mujer sobre la que nos abalanzamos a preguntar, tenía como unos 50 años y fue tan amable que nos dijo que ella iba hacia la zona de los moteles, que la podíamos seguir. Cogimos el coche y ¡sorpresa!, la señora llegaba tarde a una reunión y se marcó un rally espectacular, con STOPS a velocidad de vértigo y giros imposibles, íbamos muertas de la risa en el coche, vaya que lo típico cuando alguien se ofrece a servirte de guía es que vaya súper despacito y tal, pues no no, eso sí, cuando aterrizamos en el sitio se tiró otros 10 minutos contándonos dónde podíamos cenar, tomar una cerveza, y nos recomendó un Motel que tenía playa propia, luego nos dijo que sentía el rally pero que llegaba tarde a una reunión (ahí fue donde nos enteramos claro, hasta el momento creíamos que habíamos cogido a la mujer de 50 años más veloz del salvaje Oeste Americano). El Motel se llamaba: Cayucos Shoreline Inn. Creo que lo primero que pensamos con lo del Motel fue: “Uy, nosotras en un Motel con playa propia, ¡qué va, qué va! Pero vamos a preguntar que por preguntar no se pierde nada” y Salvia entonces comentó: “claro, estamos haciendo estudio de mercado” y nuestro estudio de mercado duró, lo que dura el agua en una cesta y consistió en que la señora de recepción nos dijera que eran 120$ sin las tasas, pusiéramos cara de poco convencidas, nos diera un segundo precio de 105$ con tasas y con desayuno incluido, le pidiéramos las llaves para verlo y nos lo quedáramos porque era increíble, de la habitación se pasaba directamente a la playa con un césped guapísimo en medio y vistas del muelle y de los surferos que, con el atardecer se estaban yendo a casa y ¡había que verles!.

Tras llevar al piratilla hasta la puerta, como unas señoras, nos dispusimos a explorar esos maravillosos sitios del lugar, que, siendo casi las nueve estaban en su mayoría cerrados ¡qué país! Y los que estaban abiertos nos parecieron de turisteo por el oeste americano, muy de peli del oeste, chulos, pero que pasábamos de dejarnos la pasta en ellos así que fuimos a la única tienda de “comestibles” abierta que vimos a comprar guarrerías para cenar y una botella de vino. El tipo de la tienda, como suele pasar aquí, era de padres sudamericanos pero había nacido aquí y, por lo tanto, le costaba hablar español pero estaba deseando “platicar” así que platicamos hasta que se puso pesado repitiendo una y otra vez “y qué hacen tres chicas solas en Cayucos” y le acabamos diciendo “bebernos una botella de vino” a lo que respondió que le parecía poco y que nos esperaba en media hora, que estaba seguro de que volveríamos a por más. Ya en nuestra habitación con nuestras QUEEN BEDS (dos camas dobles) cenamos, vimos las fotos, yo vi LOST, me gané fama de poco participativa y… poco a poco fuimos cayendo todas al sobre…

3 comentarios:

Carmen dijo...

Ni me acordaba del nombre de Oxnard, ni de Morro Bay... qué gracia. Sí me acuerdo de la hipotermia que pillamos por ir sin capota por la highway, jajaja.
Muchos besitos.

Pinchi & Güey dijo...

Sigue contando!!! Qué chuloooo! Estoy descojonada con vuestras respuestas a los personajes que os íbais encontrando.

Unknown dijo...

A ver ese capitulo 100 de lost!