Mis padres siempre me han contado que se conocieron “a través de la pipa de un Indio”, así que desde pequeña me he imaginado las pipas de los indios con todo detalle (por la relevancia que tenían para mi historia familiar). Me las imaginaba enormes con trozos de madera tallados, plumas, telas llenas de colores y, por supuesto, espejos, porque de lo contrario la historia que me contaban mis padres no tenía sentido. Me imaginaba al indio sentado en el centro fumando de la pipa y a mis padres tonteando a través de los espejos y apartando el humo.
Pero gracias a un documental sobre la historia de los Indios Nativos Americanos he descubierto que las pipas de los Indios no son tan diferentes de las de los fumetas de cualquier parte del mundo. Por desgracia tengo que reconocer que no ha sido lo único que he descubierto viendo el documental.
Pura casualidad que este fin de semana también tenía que leerme una etnografía de finales de los 70 sobre los Apaches de una Reserva del Oeste: PORTRAITS OF “THE WHITEMAN” KEITH H. BASSO
El libro trata sobre las bromas que los Indios de esta reserva hacen sobre “el hombre blanco” y a través de las cuales el autor analiza cómo los Indios Nativos Americanos ven a los Anglo-Americanos y cómo rechazan buena parte de lo que son sus costumbres a la hora de relacionarse. (Una mezcla de “Sin noticias de Gurb” y “Stuff White People Like”). Hasta el momento, al menos yo, tenía muchos ejemplos sobre bromas que los americanos hacen sobre los Indios, pero no al contrario y no sabía que me perdía la mejor parte.
Se ríen de todo: desde la rapidez con que “el hombre blanco” llama amigo a un casi desconocido (un ejemplo, un, dos, tres, responda otra vez: Facebook) hasta del empeño del hombre blando por gritar e insultar a las máquinas cuando estas no funcionan como esperaban. A mitad del libro no podía parar de reírme con cosas como esta (conversación en la que un Apache está contando como otro Apache imita a un Hippie):
“Él estaba de broma, ya se lo había visto hacer antes un montón de veces. Se puso a hacer que era un Hippie, se puso una fregona en la cabeza y se puso a andar alrededor de donde yo estaba sentado, mirándome fijamente. Sin decir nada. De pronto empezó a decirme: ‘tú nativo americano, hombre, ¡primer ciudadano! ¡Uaaau, Uaaau!!’ y no paraba de decir ‘¡¡Uaaau!!’ y justo después me empezó a pedir dinero; ‘ Dame un dólar, cincuenta céntimos, diez céntimos. Tú mi hermano, tú mi hermano’ y todo el mundo se partía de risa. Haciéndose el Hippie dice: ‘¡eres mi hermano!’ Dice eso sólo porque quiere dinero, eso es todo. Algunos hombres blancos aún se creen que los indios somos idiotas”.
Pero sin ninguna duda lo que se ha llevado la palma ha sido la ácida crítica al: “How you doing?” “¿cómo te va?” algo que sale una y otra vez en sus imitaciones que, por cierto eran del estilo de las de Muchachada Nui. Cada vez que imitan al hombre blanco empiezan diciendo: “How you doing my friend?” porque no terminan de comprender por qué una persona que apenas te conoce y a la que no le importas un pimiento te pregunta que ¿cómo estás? O que ¿cómo te va? Algo que se pregunta también todo europeo cuando llega a Estados Unidos. Hay tres tipos de personas que te hacen esta pregunta: en los comercios, es decir gente a la que no has visto ni vas a volver a ver y a la que le tienes que responder “I’m doing Great!”, gente que te conoce de vista y a la que de verdad tienes que responderle algo más elaborado que un “Great” y, por último, la gente que tiene sentido que te lo pregunte; tus amigos, familiares, compañeros de curro, etc.
Y es curioso porque no es ni mucho menos la única crítica en la que yo creo que Indios Nativos Americanos y extranjeros en US coincidimos. Os sorprendería saber hasta qué punto nos parecemos más a un Apache en la forma de relacionarnos que a un americano.
JD Vance thinks bullet proof glass will abortion proof our vaginas
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Margaret, that little Vance kid just doesn’t get it. When asked about
abortion rights he said, “I want us to make it easier for moms to afford to
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Hace 1 mes
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