HACER LA COMPRA

Os cuento la última, cosas de estas que le pasan a uno cuando sale de su país y que en su país serían normales, pero fuera, pues no lo son.
Me fui a comprar a un supermercado a 15 minutos de mi casa; Whole Foods. La primera compra grande que hago, así que compré de todo: hortalizas, frutas, conservas, frutos secos, carne, legumbres, arroz, miel, vino, lácteos…. Lo fui metiendo todo en un carrito que, de hecho cuando lo cogí pensé: “cojo este que es pequeñín y así no me paso”. Cuando llegué a la caja un chico de color bastante grande, trabajador del propio supermercado, me preguntó que si me ayudaba metiendo las cosas en la bolsa. Le di las gracias por adelantado y fue metiéndolo todo, hasta ahora todo normal.
1ª Sorpresa: las bolsas eran de papel y empecé a pensar que a lo mejor no aguantaban el peso.
Cuando fui a pagar, la 2ª en la cara: ¡¡hostia 120$!! Peroooo, pero nada, aún me quedaba la tercera.
Según pago y hago el amago de mirar lo que acababa de pagar veo ¡4 BOLSAS GIGANTES DE PAPEL! El chico amablemente me dice:
- ¿Necesita ayuda para llevarlo al coche?
- No tengo coche, gracias, voy caminando.
- //GRITANDO// ¡¡¿VAS A LLEVAR ¡ESO!... ¡¡¡CAMINANDO!!!?!!
El tipo se quedó clavado mirándome, mientras la cajera se caía ligeramente de la silla con un ataque de risa y los dos, con su sorna él y con su risa ella, me convirtieron en la más guapa del supermercado, todo el mundo mirándome.
Colorada como un tomate intenté sonreír y explicarle que lo había hecho más veces, pero lo cierto es que cuando intenté coger las bolsas y flipé de lo que pesaban, no dije nada, lo único que me preocupaba era salir del supermercado sin tropezarme, lo que ya habría sido la leche. A todo esto la cajera se seguía riendo sin ninguna compasión, completamente desternillada mientras el otro seguía clavado mirándome hasta que salí por la puerta, les eché un último vistazo, sonrisa incluida, y respiré aire puro con cara de dolor de lo que pesaban las jodi… bolsas. Casi me muero para llevarlo hasta casa. Justo antes de entrar en mi calle, como era de esperar, se rompió una de las asas, así que hasta llegar a casa tuve que hacer contorsionismo para no romper la otra.
Con la de veces que lo he hecho en España, lo de volver de la compra andando y cargada de bolsas, pero todo es que te hagan sentir rara y ya te vas metiendo en su cultura: “cocheeee, cocheee, necesitas cocheee, para ir a la compraaa, para ir a tomar un caféee, cocheeeee…” la foto es de un “cochecito” que estaba aparcado al lado del supermercado.