18/19 OCTUBRE

El sábado pasado (no sé cómo no conté esto) me fui a una playa de Santa Mónica, una de las que queda más lejos de la marabunta del muelle y en la que no suele haber nadie, me colé en el parking sin querer, aunque resulte difícil de creer. La cuestión es que aquí en las salidas de los parking, y demás sitios públicos-de-pago a los que puedes entrar con el coche, ponen una especie de dientes metálicos que si sales bien, pero como intentes entrar (o dar marcha atrás cuando estás saliendo) pues te destrozan las ruedas. Yo entré normal al parking, vi qué costaba 7$, pensé: “qué caro, ¡anda ese tipo de ahí da la vuelta!, a lo mejor hay otro parking más barato” así que le seguí con tan mala suerte de que iba a salir y yo no quería salir, porque eso implica volver a la autopista y tener que regresar de nuevo a Santa Mónica, así que hice una pirula para no pasar por los dientes y me colé por un espacio que aún estoy dando gracias que entrara el coche y acabé en un súper parking que, en realidad era el mismo que costaba 7$. Le pregunté a un buen hombre si yo debería pagar por estar allí y se quedó atónico: “pues sí, deberías, ¿cómo has entrado sin pagar?” no se lo iba a explicar así que en ese momento fue cuando utilicé el comodín de “soy española, es la primera vez que vengo aquí”, además todo cierto, y el buen señor me dio su ticket de parking porque se iba.



Lo puse y nada más salir del coche vi que había un incendio al otro lado de la carretera, llamé a Lola para pedirle el teléfono de los bomberos porque yo no veía movimiento de ningún tipo y el fuego cada vez se subía más al bosquecillo, Lola por supuesto me dijo: “vete de ahí ya” pero me había llevado la cámara y la tentación era más fuerte que yo. Llamé al teléfono de emergencia, me dijeron que ya iban para allá. Llegaron los bomberos, para mi sorpresa no pararon el tráfico en la autopista a pesar de que el fuego estaba allí mismo, dos coches de bomberos y dos helicópteros que tardaron todo el tiempo que yo estuve en la playa en apagar el fuego y seguían.


La gente que tiene casas en esas colinas y que casi rozaban con el fuego estaban intentando colaborar con sus mangueritas y luego había muchísima gente parada mirando, yo entre ellos, un rato al menos. Cuando me di cuenta de que se me acababa el sol y no había pisado la arena me metí en la playa, comí allí, me quedé dormida, me desperté con el ruido de alguno de los helicópteros, me había congelado de frio y me metí en el coche a leer una horita más y me fui a casa. Llegué tarde para ir al openning de los estudios donde trabaja Lola: http://www.santamonicaartstudios.com/ así que me fui a dormir y fui al día siguiente. Me encantó, tenían fuera una especie de escenario montado con media luna y un cielo negro-tizón para que te sacaras fotos simulando que estabas de pie en la luna (costaba 10$, si el parking me parecía caro, no os quiero decir esto). Los estudios de todos los artistas estaban abiertos, así que paseíto con el vino en la mano y viendo el trabajo de cada uno. Luego al tanto de una “subasta” de cuadros pequeñitos que ponen a la venta para que la gente que va a visitar el estudio y no puede comprarse obras grandes, pueda comprar una pieza pequeña. Empiezan con 50$ y se van subiendo. Al final dos artistas fueron las que alcanzaron un precio más alto y sí, ¡Lola estaba entre ellas! La otra era Rimi, de la que también he hablado alguna vez. Así que os dejo los link de las páginas de las dos artistazas:
Lola del Fresno (pinchando en cada foto veís más cuadros similares)
Rimi Yang