jueves, 13 de agosto de 2009

Navajo Land


Hacía media hora que habíamos salido del Grand Canyon; el verde había dado paso a tonos amarillentos y los bosques a pequeños poblados de casas de arcilla y puestos de joyería tradicional india. Gema no paraba de decir: “¡parece que estamos en Marruecos!”. Estábamos en la reserva Navaja.
Se nos había hecho tarde y nuestra intención de cruzar Monument Valley con luz suficiente para llegar a nuestro motel, que se encontraba más allá de la frontera de Utah, no iba a ser posible.
En ese momento en el que estábamos más preocupados por llegar al mexican hut fue cuando al subir una loma, nos encontramos de bruces con las puertas de Monument Valley… ¡la hostia! Seto-seto-seto-HOSTIA (se acabaron los setos). Entonces sólo pudimos hacer una cosa, arrastrar el coche a la cuneta, bajarnos y darnos unos minutos para contemplar la inmensidad del paisaje (aquí es donde me voy a poner pedante): iluminado de forma inmejorable por el sol del atardecer que resaltaba el rojo de las torres de piedra que, de forma caprichosa, se alzaban en el valle.
No sabemos cómo describiros el paisaje que vimos, las fotos no son suficientes y las palabras siempre se van a quedar cortas (aunque en el párrafo de antes no lo haya parecido). En mi caso sólo puedo decir que es el paisaje de Estados Unidos que siempre quise ver y mi deseo se vio colmado.

Tanta contemplación, coronada con la aparición de la luna llena antes de la caída total del sol (como diría Carmen: “un completo”) hizo que se nos hiciera aún más tarde; llegar a nuestro motel de noche se volvió a hacer inevitable. Pero esta vez la suerte estaba de nuestro lado y cuando menos nos lo esperábamos nos dimos de bruces con él: SAN JUANÍN, SAN JUAN-INN La suerte quiso que hasta cenáramos a orillas del río San Juan, degustando comida tradicional navaja y os puedo decir una cosa: ya sé por qué fueron a la guerra, por no volver a casa a comer: ¡¡cosa más sosa!! Los Yanquis no sólo les quitaron la libertad, les quitaron la sal… la sal, la salsa… todo lo que hace que un plato no sea… seco. Pero lo bueno vendría al día siguiente…
Me moría de impaciencia por llegar otra vez al valle y poder verlo a la luz del día, pero antes había que hacerse con un sombrero de Cow Boy para Gema.
Giro a la izquierda, caseta, diez dólares y ya estábamos dentro de la Reserva de Monument Valley. La ruta en todoterreno o en caballo era demasiado para nuestro presupuesto, lo que sí que teníamos a era tiempo para contemplar, una vez más, la grandiosidad del paisaje. Hay dos palabras que resumen la sensación: “¡¡Ooh Yeah!!” lo que en español quiere decir: “Jooder”

miércoles, 12 de agosto de 2009

Grand Canyon


Aquí empieza una crónica de lo que ha sido y va siendo nuestro viaje por la Costa Oeste. Pisaremos; Grand Canyon, Monument Valley, Las Vegas, Death Valley, Mono Lake, Yosemite, San Francisco, el Big Sur,… y L.A. Lo sé, mas sitios que tiempo, eso explica que todo se resuma en llegar, suspiro, foto y otra vez al coche… ¡¡¡¡¡el que sigue!!!!!
Perdonar de ante mano que nos enrollemos, y la pedantería que inevitablemente suele hacerse dueña de este tipo de escritos(sobre todo si los escribo yo)
1.Navajoland
Amanecemos en Flagstaff. Pueblo a las puertas del Grand Canyon, vestido de un verde que choca con la árida y rojiza idea que uno tiene de Arizona. Nos abastecemos en el buffet del motel en el que hemos dormido y… ¡vámonos!
El paisaje es precioso; bosques y pequeños ranchos son los que acompañan la I89 en su ascenso a la entrada sur al Grand Canyon. Tras 1h, uno empieza a estar impaciente. No sé lo que imaginaba, quiero decir, ¿qué esperar ver al llegar? Un cartel luminoso, una montaña rusa que se ve con millas de antelación y colas de turistas entrando por torniquetes. Para empezar lo que tenemos es la cola de turistas en rancheras y turismos, no hay torniquetes pero sí unas monísimas casetas de madera donde abonas tus 25$ por vehículo. Sigues conduciendo y ya dentro del Parque sin ver nada destacable… "a mí esto me recuerda a la que se monta en la pedriza…" la cosa es que de pronto la línea de árboles deja un hueco por el que ver más allá y… ¡no hay nada! y cuando digo nada quiero decir que se acaba el mundo, apenas puedes ver unos riscos en el horizonte.
Vamos al grano; cuando consigues aparcar y acercarte a la barandilla lo que puedes contemplar es un jodido agujero al infierno que va mas allá de lo que tus ojos pueden abarcar y tu mente imaginar.
¿Qué decir? Es acojonante. Este paisaje es de esos que te hacen sentir pequeño. Bueno, eso es una tontería porque ¡eres pequeño!, muy pequeño, insignificante, diminuto, eres una puta hormiga… tú sigue mirando abajo, que el fondo no se ve. ¿Ves aquello? ¿Eso es el fondo? ¡¡¡Pues no!!!
Todo está atestado de turistas. Bajan y suben, lo de subir cuesta más; no quieres tomártelo así pero son una premonición de lo que va a ser nuestro futuro. Y es que, como digo siempre, el deporte es como el alcohol, o lo practicas con regularidad y un toque de profesionalidad o sienta fatal. Nos damos 2h. de bajada… Llevábamos 45 minutos y ya nos parecía que con 1h. 30m. ya estaba bien.

Hay que decir que está claro que si quieres ver el Gran Cañón hay 3 formas:
1ºTe haces una ruta completa, una de las güenas.
2ºTe haces un tour en helicóptero como nuestros amigos David, Jose y Marta (pijos), (lo digo desde el cariño y el respeto, siempre… y la envidia)
3ºTe recorres todos los miradores que hay a lo largo de su garganta.
Digo esto porque las rutas de bajada se adentran dentro del mismo pliegue del cañón. Por lo que tu paisaje de fondo no varia sustancialmete, y eso desmoraliza.
Paramos para comer, gracias a lo recaudado en el buffet del motel por Gema. Comiendo conocimos a uno de los “rescatadores” del Cañón. Su misión: rescatar a todos esos turistas que tras una vida de sofá en verano deciden que, bajo un sol de justicia, y sin apenas agua - porque pesa mucho o abulta demasiado - pueden ser Armstrong. Lo fuerte es que nos explicó que él si ve una situación de riesgo no puede forzar a nadie a desistir, sólo puede recomendarle parar, dar la vuelta, etc. y cobra un plus por cada rescate.
Ahí fue cuando decidimos comenzar a subir, me acordé de algo que le había dicho a Gema cuando bajábamos: “podría haber sido peor, podríamos haber empezado a bajar a eso de las 12”. Era peor, eran las 12 y estábamos subiendo. Fatal.

No he dicho nada de la fauna del Grand Canyon… puedes ver rapaces, carneros (uno de ellos posó de forma muy profesional para nosotros y el resto de turistas). Y, por supuesto, ardillas. ¡Qué monas son! bueno, al menos las 20 primeras a partir de ahí son como cucarachas con pelo, como las personas pero más monas.
Nos costó, mucho, pero conseguimos llegar otra vez al comienzo de la ruta, la tienda de recuerdos (¡cómo somos los humanos!). Entonces fue cuando probamos el modelo 3 de visita, y comimos en uno de los miradores… ¡increíble!, de verdad. Inmenso, si esto lo viera Gallardón metía 5 parkings y un ensanche con arbolitos.
En Grand Canyon no puedes darle ni un momento de respiro a tus ojos, y si no, que se lo digan a Gema que en su labor de conductora sólo podía ver de reojo las vistas que surgían entre los arboles a su izquierda por lo que me gritaba: ¡¡¡¡¡¡ RAUL!!!!!!! ¡¡¡¡¡mira!!!! cuando ya nos íbamos de camino a Monument Valley. Así es como se acuñó una de las frases del viaje: "seto-seto-seto-hooooosstia-seto-seto-seto".

martes, 30 de junio de 2009

Police Station


Redondeando mi serie de des-gracias encadenadas, alguien ha utilizado mi tarjeta de crédito en Argentina para comprarse la tarta más grande que debían tener en una pastelería, y digo la más grande que debían tener, porque se han gastado 216 pesos, casi 42€ en ella y ¡ni me han dado las gracias! Así que di noticia a mi banco y fui a poner una denuncia a la Policía de UCLA. Los dos jovencísimos (ísimos, ísimos) policías que me atendieron me hicieron múltiples preguntas y se lo tomaron tan en serio que van a investigar qué sucedió cuando me dejé mi cartera en John Wooden Center o, como lo he estado llamando yo en este Blog, el gimnasio de UCLA.

El 18 de Mayo me olvidé mi cartera en una clase de step, volví al día siguiente a por ella y me la devolvieron sin el dinero que tenía en efectivo que, por cierto, eran los últimos 50$ que tenía para el mes y ahí comenzó mi decrépita situación. Curiosamente al día siguiente otra mujer a la que conocía de vista me dijo que conocía a quien había devuelto la cartera y le pedí por favor que me dijera quién era por saber qué había pasado. Hablé con esta persona, que era una chica asiática estudiante de UCLA de unos 20 añitos y me pareció tan dulce que saqué en conclusión que ella no podía haber sido, así que fui a hablar con la jefa que me había devuelto la cartera para preguntarle ¿cómo podía ser que si la persona que la devolvió no tocó el dinero cuando me la dieron a mí éste había desaparecido? Y esta mujer, que fue incapaz de mirarme a la cara, me dijo que la cartera estuvo todo el día en su oficina y que ellos sólo la abrieron para ver si me podían identificar. No la creí, pero le di las gracias y me marché.
Parece ser que a la Policía le ha parecido que los dos hechos: que me dejara la cartera y que alguien utilice mi número de tarjeta de crédito, podían estar relacionados, y me dijeron que lo van a investigar. Así que nada, veremos como de eficaz es la policía de Los Angeles.
Pero lo que no me dieron fue una copia de la denuncia, al parecer aquí funciona de forma diferente que en España: aquí sólo te dan una referencia, si quieres un duplicado tarda 10 días y cuesta casi 20$

lunes, 29 de junio de 2009

El Hombre Blanco

Mis padres siempre me han contado que se conocieron “a través de la pipa de un Indio”, así que desde pequeña me he imaginado las pipas de los indios con todo detalle (por la relevancia que tenían para mi historia familiar). Me las imaginaba enormes con trozos de madera tallados, plumas, telas llenas de colores y, por supuesto, espejos, porque de lo contrario la historia que me contaban mis padres no tenía sentido. Me imaginaba al indio sentado en el centro fumando de la pipa y a mis padres tonteando a través de los espejos y apartando el humo.

Pero gracias a un documental sobre la historia de los Indios Nativos Americanos he descubierto que las pipas de los Indios no son tan diferentes de las de los fumetas de cualquier parte del mundo. Por desgracia tengo que reconocer que no ha sido lo único que he descubierto viendo el documental.

Pura casualidad que este fin de semana también tenía que leerme una etnografía de finales de los 70 sobre los Apaches de una Reserva del Oeste: PORTRAITS OF “THE WHITEMAN” KEITH H. BASSO
El libro trata sobre las bromas que los Indios de esta reserva hacen sobre “el hombre blanco” y a través de las cuales el autor analiza cómo los Indios Nativos Americanos ven a los Anglo-Americanos y cómo rechazan buena parte de lo que son sus costumbres a la hora de relacionarse. (Una mezcla de “Sin noticias de Gurb” y “Stuff White People Like”). Hasta el momento, al menos yo, tenía muchos ejemplos sobre bromas que los americanos hacen sobre los Indios, pero no al contrario y no sabía que me perdía la mejor parte.

Se ríen de todo: desde la rapidez con que “el hombre blanco” llama amigo a un casi desconocido (un ejemplo, un, dos, tres, responda otra vez: Facebook) hasta del empeño del hombre blando por gritar e insultar a las máquinas cuando estas no funcionan como esperaban. A mitad del libro no podía parar de reírme con cosas como esta (conversación en la que un Apache está contando como otro Apache imita a un Hippie):

“Él estaba de broma, ya se lo había visto hacer antes un montón de veces. Se puso a hacer que era un Hippie, se puso una fregona en la cabeza y se puso a andar alrededor de donde yo estaba sentado, mirándome fijamente. Sin decir nada. De pronto empezó a decirme: ‘tú nativo americano, hombre, ¡primer ciudadano! ¡Uaaau, Uaaau!!’ y no paraba de decir ‘¡¡Uaaau!!’ y justo después me empezó a pedir dinero; ‘ Dame un dólar, cincuenta céntimos, diez céntimos. Tú mi hermano, tú mi hermano’ y todo el mundo se partía de risa. Haciéndose el Hippie dice: ‘¡eres mi hermano!’ Dice eso sólo porque quiere dinero, eso es todo. Algunos hombres blancos aún se creen que los indios somos idiotas”.

Pero sin ninguna duda lo que se ha llevado la palma ha sido la ácida crítica al: “How you doing?” “¿cómo te va?” algo que sale una y otra vez en sus imitaciones que, por cierto eran del estilo de las de Muchachada Nui. Cada vez que imitan al hombre blanco empiezan diciendo: “How you doing my friend?” porque no terminan de comprender por qué una persona que apenas te conoce y a la que no le importas un pimiento te pregunta que ¿cómo estás? O que ¿cómo te va? Algo que se pregunta también todo europeo cuando llega a Estados Unidos. Hay tres tipos de personas que te hacen esta pregunta: en los comercios, es decir gente a la que no has visto ni vas a volver a ver y a la que le tienes que responder “I’m doing Great!”, gente que te conoce de vista y a la que de verdad tienes que responderle algo más elaborado que un “Great” y, por último, la gente que tiene sentido que te lo pregunte; tus amigos, familiares, compañeros de curro, etc.

Y es curioso porque no es ni mucho menos la única crítica en la que yo creo que Indios Nativos Americanos y extranjeros en US coincidimos. Os sorprendería saber hasta qué punto nos parecemos más a un Apache en la forma de relacionarnos que a un americano.

jueves, 25 de junio de 2009

14:30 estaba trabajando en mi habitación cuando mi compañera de casa, Tanja, se ha parado en la puerta, estaba hablando por teléfono y le estaba diciendo a la persona con la que hablaba: “Espera que le voy a preguntar a Gema” y entonces me ha preguntado: “¿Michael Jackson ha muerto?” y yo he saltado de la silla: “imposible, no, no, te están tomando el pelo” y me he levantado, he ido al salón a poner la tele mientras ella me decía: “pues es el rumor que corre”. He puesto la tele y he buscado alguna cadena con noticias y cuando la he encontrado se veían imágenes aéreas del Centro Médico de UCLA que está a la entrada de la universidad, al mismo tiempo una periodista estaba diciendo que Michael Jackson había fallecido de un ataque al corazón en su casa de Los Angeles.
Estaba viendo a la gente a las puertas de este Hospital en la cadena NBC y no he podido evitar pensar en que no me podía creer; ni lo que estaba pasando ni que yo estuviera tan cerca de lo que estaba sucediendo.
22:30 y las cadenas principales siguen hablando de él y de Farrah Fawcett, que también ha fallecido hoy. No sé si tendré ocasión de ir a Hollywood, al parecer la gente ha llenado de velas y flores las estrellas de ambos artistas y ya hay un montón de fotos circulando por internet.

martes, 23 de junio de 2009

Brentwood


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Han vuelto a empezar las clases en UCLA, las sesiones de verano. Sólo tengo un curso ya (y mucho trabajo que hacer) el curso se llama: Lenguaje e Identidad.

UCLA me dice adiós con una patada en el culo; fui a solicitar una tarjeta de transporte, que hace más económicos los trayectos en autobús, y me dijeron que si no era estudiante de UCLA (es decir, si no pagaba los 28.000$ anuales que me costaría ser estudiante en la Universidad de California) pues no tenía derecho a ese servicio. Después de una hora esperando para esto, jugué todas mis bazas y le dije a la chica que había estado utilizando todo el año sin problemas la tarjeta de la universidad para viajar en el autobús a 0.25$ y me hizo saber que tampoco me deberían haber permitido eso (me lo dijo de buenas, sonriendo) así que me fui al gimnasio para descubrir que también se me acaba el chollo del centro de deportes porque tendría que pagar el trimestre de verano entero si quisiera seguir (unos 80$) y, evidentemente, no tengo ese dinero.
La buena noticia es que también descubrí que tenía que vaciar mi taquilla antes del día 10 de Julio o de lo contrario ¡¡se quedan con mis cosas!! Qué agresividad. Eché cuentas de lo que me tengo que gastar en autobús durante las 6 semanas del curso y me di cuenta de que sólo me queda dinero para comer y para transporte :(

Por lo que para poder hacer deporte he decidido irme a caminar por el barrio, que me sale gratis. ¿Dónde quedaron aquéllos días que me iba al paseo marítimo de Santa Mónica a correr? Si soy sincera ya me había hartado porque el mar aquí no es como el mar en España y mi barrio lo tenía muy poco explorado.

Me he ido a caminar por el “precioso” Brentwood, he decidido ir hacia el norte y llegar hasta arriba del todo de las montañas ¡ilusa de mi! Al principio me he emocionado porque se veía el Getty Center y parecía que iba a llegar en cuestión de media hora, he empezado a subir, subir, subir, subir y las calles se hacían cada vez más estrechas y empinadas.

Antes de seguir tengo que explicar que aquí las calles no tienen ACERA así que caminas por la calzada, tampoco tienen ILUMINACIÓN por la noche. La calzada no está delimitada ni por rallas ni por nada y suele ser bastante cutre. Este barrio no tiene ninguna zona común: parques, plazas, calles anchas. Principalmente porque todo ese espacio lo tienen dentro de las casas. No hay tiendas nada más que en San Vicente en Sunset Boulevard y en otro par de calles principales. Los bares ¡no existen! Sí existen las franquicias como Sturbucks o Peet’s Coffee, pero sólo en las calles principales. Las casas son ENORMES, los chalets más grandes de Madrid: Parque Conde Orgaz, La Moraleja, es lo más parecido que se me ocurre. Dentro de las fincas suelen tener más vegetación que la del Jardín Botánico, así que desde la calle parece que estás caminando en medio de la selva.

Estaba caminando por una calle que se llama Firth, en principio con los cascos despreocupada porque total era de día y en este barrio, como siempre digo yo: “nunca pasa nada” (de lo que me alegro, ¡eh!) y cuando me he querido dar cuenta la calzada era realmente estrecha y no me llegaba ni un rayo de sol porque ¡¡¡los árboles y el resto de la vegetación cubrían el cielo!!! Me he quitado los cascos porque he pensado que si venía un coche por lo menos lo oiría y justo entonces me he dado cuenta que de entre las ramas de los árboles salían… ¡cámaras de vigilancia! He seguido hasta el final de la calle y sorpresa, la calle terminaba en otra propiedad privada gigantesca. Así que me he dado la vuelta.

Otra de las cosas que no he explicado sobre Los Angeles es que cuanto más hacia el Nor-Oeste, hacia el Océano, más republicanos son. En mi barrio muchas de las casas lucen la bandera americana y sólo suelen ponerla quienes son republicanos. También cuanto más hacia el Norte y más hacia el Oeste, más grandes son las casas y más blindadas están.

En estas calles en las que no te cruzas más de tres almas en 2 horas de pateo, dos de esas tres almas son de Sudamérica porque hay, al menos, dos trabajadores por casa (si no están haciendo obras, si están de obras están también los obreros) y son todos de origen sudamericano.
Beautifull Brentwood!

martes, 16 de junio de 2009

Sin un centavo...



Por hacer un resumen de mi situación económica: sin un duro, traducido a US, sin un centavo. En realidad el balance no sería 00, sino negativo porque debo unos 1400€ repartidos en buenos corazones que me han prestado dinero y el banco.

Ya estaba así la cosa antes del 30 de Mayo, pero ese día la terminamos de enfear (y sí, me acabo de inventar un verbo). El 30 de Mayo Lola y yo íbamos a nuestra clase de Yoga en un intento de hacer 41 días seguidos de Yoga del bestia, del que hacen aquí. Íbamos por el día 6 creo, estábamos en un parking en la calle 2 en Santa Mónica, estábamos hablando, conducía yo. Se me fue un poco el coche para la izquierda, hacia una de las paredes del parking, intenté frenar en seco para rectificar y aún no sé cómo mi chancla se quedó enganchada en el acelerador y lo pisé a fondo, el coche chocó contra la pared y desde entonces sólo pensar en el tema me quita el sueño porque si no llegaba a fin de mes (ni a mitad de mes, qué coño) pues el golpe traducido en dinero es una pesadilla.

Para mejorar un poco la situación el finde pasado lo dediqué a hacer favores a algunas amigas de los estudios a cambio de pasta, lo que comúnmente llamáis trabajar, pero que yo lo voy a evitar llamar así. Entre otros: enyesar lienzos, organizar bandas de música y posar para una clase de dibujo. Me encantó todo y disfruté como una enana, por mi lo haría todos los fines de semana hasta que me fuera.

Nunca creí que diría esto, pero me encantaría tener un bola del futuro aunque sólo fuera para saber si el mes que viene voy a tener que seguir mirando los cupones de descuento de Vons y las ofertas de Ralphs o voy a poder respirar mínimamente.

viernes, 12 de junio de 2009

El nuevo Dean de las Ciencias Sociales

Hace un par de semanas el laboratorio de los miércoles empezó más tarde y con copa de champán, yo no sabía por qué, pero me he enterado: Alessandro Duranti ha sido elegido DEAN de la división de Ciencias Sociales de la universidad.

Foto:MICHAEL CHEN/Daily Bruin Senior Staff

Por la foto y por el título de la noticia: A new Dean in the College, “Dean” me sonaba más a James Dean que a Decano, lo que suena infinitamente más aburrido, pero todo es que él te lo cuente para que cambies de opinión.
En una entrevista para Daily Bruin, entre otras cosas, le preguntan por su estilo de liderazgo y él responde con otra pregunta, lo que España dirían que es muy de gallegos, acaba diciendo: “creo que como líder, mi estilo es que hablo con las personas y les escucho. Entonces me surge un plan. Prefiero llegar a un consenso que dictar”. Esto es lo que hace cada miércoles en el Laboratorio del Discurso. Desde que yo estoy aquí: escucha el trabajo que están haciendo los estudiantes, les hace una pregunta (en mi caso fue, entre otras: ¿qué te dice esto de la naturaleza humana?) y luego retoma la respuesta que la persona se ha esforzado por dar y la proyecta en el futuro de la investigación, de manera que sales de ahí con ganas de comerte el mundo.
No dice una sola mentira en toda la entrevista, ni una sola promesa de cómo será como Dean que no esté basada en cómo es ya como director de departamento: quiere poner a discutir y pensar juntos a los profesores y estudiantes de diferentes departamentos de Ciencias Sociales (ya lo está haciendo).
Y yo creo que lo que más me ha gustado y lo que me ha llevado a contar esto aquí, ha sido esto: “dice que se debería animar a los profesores universitarios a dirigir aquéllas investigaciones que atraen el interés no sólo de los colegas sino de los estudiantes y de los ciudadanos”.
Para todos aquellos que no os dediquéis a la investigación, en España los estudiantes tienen una libertad muy limitada cuando deciden meterse en investigación. No es mi caso, yo soy muy afortunada, pero mi situación no es la más común.

martes, 9 de junio de 2009

Zombis en Yosemite

Si hay un día memorable en el viaje que hicimos en Abril y que he dejado a la mitad, es el día que llegamos a Yosemite, en lugar de contarlo yo dejo que por primera vez alguien lo cuente por mí.
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Todo se remonta a una noche en la que 3 jovencitas iban en un descapotable recorriéndose buena parte de California, Nevada y Utah... Bueno, estas 3 jovencitas (no tan jovencitas ya) éramos Gema, Salvia y yo. Habíamos hecho medio viaje ya y decidimos acampar en Yosemite. El caso es que nos entretuvimos por el camino y ya era de noche cuando pasamos por un pueblo muy chulo, con mucho ambiente y nos dieron ganas de quedarnos ahí, pero habíamos dicho que teníamos que acampar, así que continuamos... ya no vimos ningún pueblo más y pasadas las 22:00 llegamos a Yosemite.

Buscamos un camping y el primero que encontramos nos dijeron que era sólo para ir con reserva y bla bla bla. Luego vimos un cartel de camping por una carretera que bajaba. Te pongo en situación, Yosemite es un parque nacional enorme, y a esas horas ya no veíamos ningún coche ni a nadie, no había luces nada de nada.

Nos metimos por esa carretera (enana, llena de curvas, en medio de un bosque con árboles muy altos y sin ninguna luz) y llegamos a lo que era el camping, pasamos por una caseta de control en la que no había nadie y bajamos, entonces vimos gente, yo vi 4, ellas a 5. El caso es que al acercarnos con las largas puestas los tipos estos no se movían, estaban como mirando un cartel que había a la entrada y no se movían nada. Iban vestidos en plan con vaqueros, y cazadoras de montaña y uno llevaba un palo en plan espantapájaros, así que al ver que no se movían pensamos que eran estatuas de estas que ponen los yanquis en plan de bienvenida. Yo creo que estuvimos un minuto alumbrando con las largas sin movernos y de repente nos pareció que a uno se le movía la cara. Gema se acojonó y dijo que ni de coña se quedaba ahí, así que empezó a dar marcha atrás como una loca, Salvia y yo le dijimos que se tranquilizara, que sería el viento lo que les movía... así que Gema empezó a dar la vuelta y los tipos empezaron a moverse y venían hacia nosotras, y te prometo que caminaban como zombies, y el del palo daba mucho miedo.

Así que retrocedimos más de 40 millas hasta que llegamos al único pueblo que habíamos visto que nos pareció tan chulo y ya no molaba tanto, porque estaba todo cerrado y no había gente, y el primer hostal al que fuimos a preguntar tenía una estatua de oso que casi nos mata del susto. Para colmo no nos atendían, al final una mujer nos abrió y nos ofreció una habitación, el hostal estaba lleno de relojes antiguos que no paraban de sonar (si llego a ver un pájaro disecado me muero). Al final, como 3 pánfilas nos metimos juntas en una cama a ver una peli boba.

Al día siguiente pasamos por ese camping y no vimos a nadie... nos sigue pareciendo raro que no se movieran en tanto tiempo, porque si a ti te alumbra un coche con las largas de noche haces algún gesto, aunque sea de deslumbramiento.
Al final no acampamos ni un día.
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Y la respuesta del amigo al que se lo mandaba...
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DIOS!
ME ENCANTA!

Yosemite dices, ese no es el sitio donde los frikis de la escalada van a adorada a su dios Dan Osman?

Voy a rescatar algunas frases tuyas dignas de comentario. Aquí va la primera: "Nos metimos por esa carretera (enana, llena de curvas, en medio de un bosque con árboles muy altos y sin ninguna luz)" Parece que no aprendemos nada de las pelis de terror, eh? Solo se me ocurren dos sitios mejores para ir a acampar: el hospital mental abandonado y el parque de atracciones abandonado.

Sigamos con la disección: "El caso es que al acercarnos con las largas puestas" Que pasa? Hacía frío?. Si lo sé, no es un buen chiste pero a mi me a hecho mucha gracia.

Otra buena: "así que al ver que no se movían pensamos que eran estatuas de estas que ponen los yankis en plan de bienvenida." Estatuas de bienvenida... una costumbre muy americana... Solo hay que ver a la tia esa de la antorcha que tienen en nueva york.

Otra: "El caso es que al acercarnos con las largas puestas" Seguía haciendo frio? Sorry, es que estoy muy tonto...
Sigamos:"...estatua de oso que casi nos mata del susto." Mira que no acordarte la costumbre yanki de tener estatuas de bienvenida.

Otra más: "el hostal estaba lleno de relojes antiguos que no paraban de sonar" Esto si que es escalofriante para terminar. Tic Tac, los zombies vienen a por ti, Tic Tac.

Y el final es digno de peli. En definitiva, una gran historia.

jueves, 28 de mayo de 2009

...de vuelta a casa...


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Hoy era una de esas tardes de laboratorio en UCLA de 4 a 6 de la tarde. Por algún motivo que desconozco hoy no ha terminado a las 18:00 sino a las 18:30 y me han puesto una copa de champán en la mano, creo que se celebraba algo. Ha empezado la charla de las 5 y el ponente ha empezado a hablar de cómo los pacientes se enfrentan al cáncer y su primer ejemplo era una chica que se llamaba Gema, (el ponente era italiano, porque “Gemas” aquí no hay) me ha entrado tal ansiedad que me he bebido el champán de golpe para dejar de pensar en si la tal Gema esa fuera yo.

Finalizada la charla me he ido a coger mi autobús que, por supuesto, he perdido y entonces he visto el 14 y me he dicho: “¡este pasa al lado de mi casa que lo he visto yo!” y me he subido. Al poco de subirme me pareció que iba en dirección opuesta pero con el efecto del champán me he quedado dormida, dando cabezazos y atolondradilla y cuando he empezado a reaccionar no sabía dónde estaba.

He cogido un plano (los tienen dentro de los autobuses) y no me ha ayudado en nada porque el autobús no estaba haciendo la ruta que en el plano aparecía. Así que nada, he pensado ¿qué es lo peor que me puede pasar? ¿Qué me deje en el muelle de Santa Mónica? Y más o menos por allí me ha dejado, en la calle 7, después de dar una vuelta de una hora por todo el suroeste de Los Angeles. Me he bajado y el número del autobús no era el 14 como ponía delante cuando lo cogí, sino el 8 ¡manda……!

Mi situación era la siguiente: no tenía nada más que 25 centavos, tampoco tenía el móvil porque como estoy en banca rota se me acabó el saldo hace unas semanas y si no tienes saldo tampoco puedes recibir llamadas, así que lo suelo dejar en casa, sí que tenía mi Ipod y estaba escuchando TOOL, estaba atardeciendo y el viento que venía del océano me daba en la cara, lo que no me venía mal después de la copita de champán, así que me lo he tomado con filosofía (no sé cual filosofía, una de tantas) y me he puesto a caminar.

Desde allí a mi casa, Googlemaps dice que hay casi dos horas caminando. Estaba en la calle Siete cuando se cruza con la calle Margarita (muy bonito todo; el numero de la suerte de la mayoría de los seres humanos con la flor que deshojamos cuando queremos saber si nos quieren o no) total, en medio del cruce he visto un móvil en el suelo. Lo he cogido, lo he puesto en la acera y he seguido, pero me he dado cuenta de que a lo mejor era más interesante llamar a alguien desde el móvil porque de lo contrario era bastante difícil que su dueño/a lo encontrara.

Así que he vuelto. He buscado en la agenda, había una “mommy” y la he llamado, tras 4 minutos hablando (se creía que era su vecina, entonces yo no sabía que estaba llamando a Florida y que allí eran pasaban de las 11 de la noche) se ha enterado de que era el móvil de su hija que lo había perdido y me ha dicho que tenía otra hija, que eran gemelas, que vivían cerca la una de la otra y que la iba a intentar localizar, de paso me ha dado la dirección de la dueña del teléfono que vive en la calle 11.

Al poco me llama la hermana y me dice que puede venir ahora mismo a buscar el móvil, así que le digo donde estoy y ha parecido en un pis pas. Curiosamente iba a UCLA, que era de donde yo venía, y tenía justo que pasar delante de mi casa, así que me ha traído a casa.

miércoles, 27 de mayo de 2009

US(A): las cosas que pasan, las que no pasan y las que no pueden pasar


Mi pasión por Friday Night Lights sufrió una estocada profunda la semana pasada cuando una compañera de UCLA contó una historia de su infancia en un curso de doctorado.

En Friday Night Ligths las cosas suceden así; un equipo de futbol americano de un instituto de una ciudad pequeña de Tejas en la que diferentes historias personales se desarrollan (la mayoría encaminadas a que los chicos y chicas del instituto sean admitidos en una universidad) y en la que también hay un equipo de animadoras que anima en los partidos.

Lo que no me había dado cuenta es de “las cosas que no pasan” en la serie. Es decir, no hay un equipo de futbol americano femenino. O a lo mejor sí que me había dado cuenta, pero no le había dado importancia hasta que esta chica, que iba a un instituto de una ciudad de Tejas hará unos diez años, nos contó que en su instituto NO había grupo de futbol americano y que en la clase de gimnasia, chicos y chicas practicaban juntos este deporte.

Se les ocurrió que podían constituirse como equipo y pidieron permiso al, supongo, alcalde o responsable de estos asuntos y se lo concedieron, sí, pero para formar un equipo masculino. Ellos y ellas protestaron diciendo que hasta el momento habían jugado juntos sin problemas y les respondieron que practicar este deporte juntos no era apropiado. Así que dijeron Ok, pues pedimos uno por separado, para formar un equipo de chicas, pero se lo denegaron porque no era un deporte apropiado para mujeres.

Debieron pensar que habían sido muy duros y les sugirieron que, si querían, podían hacer un equipo de animadoras.

Hablando de cosas que no pasan, la serie es tan buena y tan característica de la vida en Tejas que, yo suponía, que si en ella no sale un equipo femenino de futbol americano sólo significa que las cosas en Tejas siguen siendo como hace 15 años, esto es, hay cosas que no pueden pasar y punto, ¡¡¡pero me equivocaba!!! Aquí fotos

martes, 26 de mayo de 2009

La Historia que pesa.

SUE
You’re a good man, Wally. I wish
our dad would have been more like
you.

WALT
Don’t call me Wally.

SUE
No, I’m serious. He was hard on
us, really traditional, really old
school.

WALT
I’m old school.

SUE
Yeah, but you’re American.


Después de intentar entender por qué hay tantas diferencias entre la gente “mayor” en España y la gente “mayor” aquí, en Los Angeles, ya sospechaba que nuestra laaarga y peculiar historia tendría mucho que ver en nuestra forma de afrontar los problemas, los inconvenientes, las buenas noticias, la vida en general. Nuestras tradiciones vamos, no en el sentido de las procesiones en Semana Santa o los toros o la feria de abril… sino nuestra forma tradicional de entender cómo se deben hacer las cosas y cómo se tiene que hablar de ellas.
Del agorismo (agorero) español catastrofista, centrado en el qué dirán, en la tradición… a la aparente libertad americana de opciones de vida, de posibilidades, de todo.

Así te encuentras que una viejecita en España de 80 años estaría pensando en su jubilación y sus nietos y sus tapetes hechos a punto y una “no tan viejecita” pero de la misma edad aquí, si tiene dinero, en primer lugar físicamente (visiblemente) no es viejecita porque ya se habrá operado unas cuantas veces, y mentalmente tampoco porque sigue llevando una vida como la que ha llevado siempre.

Digo que aquí la “libertad” me parece que sólo es aparente porque cuando has crecido en España (y en general en Europa) resulta muy evidente que aquí son más esclavos del capitalismo que lo que lo somos nosotros. Es decir, que en realidad su historia (corta) les pesa tanto como a nosotros la nuestra, pero con una diferencia: su historia “MOLA” porque la saben vender siempre ligada al ocio, al buen rollo, al easy going y a la diversión. Los Hippies, el Rock, Halloween, la industria del cine, Thanksgiving, Beverly Hills, el sueño americano, Las Vegas, las series, la tierra de las oportunidades, los realities, etc. Incluso sus mayores catástrofes históricas están tan bien vendidas, que vemos pelis y hasta nos hacen llorar.

Y ahí está Clint Eastwood con “Gran Torino” enseñándonos el lado más feo de América: republicano, conservador, racista, machista… y reconciliándolo con la historia americana, la pasada: la guerra de Vietnam, el cristianismo, la América del hombre blanco de clase media… y la presente: la espectacular mezcla de nacionalidades y de tradiciones que conviven en los Estados Unidos, el cristianismo también, el problema de las bandas callejeras, etc. Y va el tipo y en una sola frase me hace entender de golpe eso a lo que llevaba dando vueltas 10 meses, ¿por qué los adultos americanos son tan diferentes a los españoles? Pues sí, porque son americanos.

miércoles, 6 de mayo de 2009

¡¡SANTA CRUZ!!

Santa Bárbara está ardiendo y en el departamento tenemos un congreso la semana que viene allí. El viento es tan fuerte que se mueven las puertas de mi casa y parece que alguien las empuja, lo que no creo que sea nada bueno en un incendio. Ya os contaré… de momento estaba en el tercer día de nuestro viaje…
El tercer día empezó en Normandía, desayunamos tres veces por cabeza; total 9 desayunos porque los españoles es lo que tenemos: cuando algo es gratis, arrasamos. Hechas unas bolas nos lanzamos a rodar por la “tarta de fresa” que es Carmel. Carmel es una ciudad costera, con una playa increíble que ha conseguido que sea un lugar turístico, actualmente lleno de tiendas estilo las tiendas de Montana Ave en Los Angeles. Para los que esto no os diga nada (la gran mayoría) son tiendas pijillas, pequeñas con género tan selecto como caro y, generalmente (menos la ropa), llenas de cosas inútiles que no sabemos muy bien quién querrá llevarse a casa, peeero muy bonitas y de esas en las que nada más entrar te dan los buenos días, si te presentas te dicen: “lovely to meet you” y cuando te vas te desean un día maravilloso, y todo esto es gratis también.

Así que entramos en unas cuantas, arreglé mis gafas (que me las había cargado sentándome encima de ellas), compramos sellos, mandamos postales, nos hicimos un bocata cada una con las sobras y a las dos horas aprox. nos fuimos a la playa. Nos fuimos a sentar pero un autóctono al vernos con los bocadillos, nos dijo: you guys are gonna feed the squirrels? because if you are, they’re going to bother me and I want to sleep. Que en castellano quiere decir: soy un rancio y no quiero que nada ni nadie me moleste y también: “si vais a dar de comer a las ardillas iros lejos”. Lo dijo con tan poco tacto que ni respondimos, nos levantamos y nos fuimos a otro lugar, mientras nos alejábamos comprobamos con satisfacción (modo arpías-on) que todas las ardillas iban hacia él. Dimos la vuelta a un seto y descubrimos un lugar especial para nosotras, sin ardillas y sin autóctonos. Comimos y nos quedamos fritas (si habéis seguido un poco las historia en menos de 3 horas desayunamos dos veces y nos comimos un bocadillo cada una). Nos despertó un vendaval espectacular ¡¡y una de nosotras había desaparecido!! Carmen, así que Salvia y yo hicimos amago de ir a buscarla, el amago consistió en ver lo que les costaba a las gaviotas volar en contra del viento y analizar la cantidad de arena que se estrellaba contra nosotras cuando nos levantábamos.

Después de eso decidimos ir hacia el coche, hacerle una llamada perdida y esperar a que su inteligencia privilegiada le llevara a descubrir la intención de la llamada y nuestra localización. Y así fue. Nos pusimos en marcha, conducía yo, pasamos del resto de la península de Monterey (que yo ya conocía porque hacía una semana había estado en un congreso allí) y seguimos hacia el norte, pero apenas avanzamos un poco vi algo increíble a la izquierda de la carretera, me pareció un muelle lleno de focas y no me equivoqué, paramos otra vez y estuvimos un rato viendo las focas, a una nutria que nos salió al paso y alguna que otra gaviota…


el viento era insoportable así que nos metimos enseguida en una especie de bar que había y… ¡premio! ¡A comer otra vez! la comida era increíble, muchísimo pescado fresco y yo me comí una paella que estaba bastante buena. Seguimos nuestro viaje hasta que llegamos a ¡¡SANTA CRUZ!! Ciudad conocida por sus surferos y por esas camisetas que todos hemos visto alguna vez en las que pone eso: SANTA CRUZ. Está hermanada con Santa Cruz de Tenerife, tiene una universidad que debe ser de las más espectaculares del mundo porque está en medio de un bosque de sequoias y unas playas… para mí las mejores, muy parecidas a las de Tenerife. ¿Por qué sé tanto de Santa Cruz? Porque era el sitio al que quería ir. Y lo intenté, pero no pudo ser y ahora mismo me alegro porque para mi tesis estoy donde tenía que estar aunque en aquel momento yo no lo supiera: Life Works in mysterious ways. Pero claro, tenía esa espina clavada y me moría de ganas por conocer la ciudad, la universidad, las playas… Llegamos, dimos un par de vueltas, vimos que las casas eran menos lujosas que en LA, que la ciudad en sí era más sencilla, que había muchísima gente por la calle, vimos el muelle con el tradicional parque de atracciones, vimos un montón de moteles y decidimos entrar en uno que se llamaba Beach Inn y que nosotras decidimos llamar BICHÍN, preguntamos, esta vez probé una nueva fórmula, le dije; “somos tres, pero nos apañamos con un par de camas dobles” y no sé si fue eso, pero [me acabo de quedar de piedra porque acabo de ver un anuncio intentando convencer a las madres para que vacunen a sus hijas contra ¡¡el cáncer cervical!! Pero????!!!!????] total que no sé si fue la forma de decírselo pero directamente nos dio el mejor precio hasta el momento: 70$ que si echáis cuentas es… menos de 25$ cada una con desayuno incluido. Le dijimos que sí al momento y yo le pedí indicaciones para llegar a la universidad, nos dijo que nos iba a hacer un plano. Subimos las cosas y cuando salimos otra vez de la habitación nos había dejado el plano colgando de la puerta, un sol. Cogimos el coche y fuimos a la universidad ¡¡¡qué emoción!!! ¡¡¡qué emoción!!! Y era increíble, preguntamos por el edificio de psicología y llegamos a un edificio general de ciencias sociales pero nos dejamos llevar por la multitud de chicos y chicas que subían hacía un sitio del que salía música y ¡voilà! Había un concierto por y para las mujeres, así que allí que fuimos. Había un grupo de chicas de una Sorority haciendo promoción y claro su letra griega era la PSI y a Carmen se le ocurrió (o a mi, ya no sé) que me tenía que hacer una foto con la letra griega de mi carrera, así que…

[QUÉ VIENTO HACE DIOS MÍO]Pasamos un rato viendo a los universitarios bailando, nos empezamos a dar cuenta de que todos estaban muy buenos (las universitarias también) y no recuerdo cómo el nombre de nuestro hotel se convirtió en un nuevo calificativo para los tíos… ¿cómo diría? Good Looking, hot, buenos. Y empezamos a decir: “¿has visto a ese bichín?” “mira ese bichín” “esto está lleno de bichines” cuando decidimos irnos descubrimos que teníamos cierto atractivo para los bichines ¡ambelibabol! No sé si por el descapotable, porque éramos tres tías solas o porque como íbamos comentado la jugada se dieron cuenta de que les mirábamos, pero vamos, que nos miraban bastante (bichines, bichines, bichines!!


Todos entre los 18 y los 20, la verdad, no entran en nuestro rango de interés, además de que dos de tres tenemos novio). A casa, nos bebimos el resto de la botella de litro y medio del día anterior, yo vi un capítulo de Friday Night Lights (ya no sé ni cuantas series veo) y luego me empeñé (si no recuerdo mal) en salir a ver qué hacían los bichines después de que se pusiera el sol. Pero no había muchas ganas y no sabíamos dónde ir, vimos una patrulla de la policía parada con una niña que iba en su todoterreno con su perro, llegamos hasta una bolera que parecía ser lo único que contenía seres humanos a esa hora, allí yo flipé con una parte de la cultura americana que no había tenido ocasión de ver hasta el momento y que no voy a contar aquí porque sé que me excedería y esto ya está siendo un exceso. Regresamos pronto y la patrulla seguía con la niña (unos 19 años) la habían sacado del coche y estaban inspeccionándolo todo.
NOS FUIMOS A DORMIR.

martes, 28 de abril de 2009

El Segundo día...

El Segundo día, Dios hizo el cielo, y nosotras estábamos a sus puertas pero aún no lo sabíamos… Amanecimos en Cayucos: desayuno, gasolina, lavar el coche, ducharse, empaquetar, meter todo en el coche (no por este orden) y seguimos nuestro viaje hacia el norte. Nada más empezar a conducir tuvimos que parar, la costa era espectacular, arrancamos de nuevo y empezamos a ver paisajes increíbles hacia el interior y allá que nos desviamos, aunque no fuera el plan, por una de las carreteritas de la derecha. Vacas, granja, valles y montañas más verdes que las Asturianas ¿pero dónde estamos?


Intentamos seguir pero nos apareció por sorpresa una playa INCREÍBLE a la izquierda y claro, tuvimos que parar. Playa arriba, playa abajo, qué monas las piedras, las gaviotas, la fauna, la flora...


¿Seguimos otra vez? ¡pero poco, eh! porque ¡voilà Leones marinos! Así, a casco porro en una playa cualquiera, paramos. A lo tonto, a lo tonto con tanta parada ya era la hora de comer e íbamos devorando una bolsa de doritos, salimos del coche y se nos acercó una familia de pájaros, que nos miraban de forma tan tierna así que les empezamos a tirar doritos, acabamos dándole de comer a una ardilla con la mano y casi olvidando el motivo principal por el que habíamos parado, en pleno momento de cooperación entre especies vimos un cartel de “Don’t feed the animals” que no supimos nunca si se refería a las ardillas, a los cuervos, a los leones marinos, al resto de gaviotas y pájaros similares… nosotras por si acaso terminamos de darle de comer a esta ardilla que comía a dos carrillos y nos chupaba las manos con la lengua diminuta que tenía (luego en el coche cuando nos dimos cuenta de la cantidad de enfermedades que transmiten estos bichos y de que no teníamos una triste toallita pata limpiarnos las manos nos pareció menos tierno todo).


Una vez vimos alejarse a la ardilla tambaleándose de lo gorda que la dejamos, nos acercamos a los leones marinos, todo lo que pudimos y empezamos a hacerles fotos. Carmen empezó a grabar un vídeo sin decirnos ni mu y nos pilló hablando puro estilo Rogelia y Puri, he estado tentada de ponerle subtítulos al video que es muy corto y hacer un link, pero luego he pensado que a lo mejor desde fuera no os va a parecer tan gracioso… Mientras tanto elaboramos nuestra propia teoría del Origen de las Especies: de ardilla alimentada por los turistas a gaviota o a cuervo (no lo teníamos muy claro) de ahí a pelícano, de pelícano a foca y de foca a león marino. Seguimos un poco más, nos volvimos a parar enseguida en unas playas increíbles, entramos en el County de Monterey. En nuestro mapa nos aparecía un pueblo que se llamaba GORDA y en el que estábamos deseando parar, pero qué decepción, que no había pueblo ni cosa parecida, sólo un bar-restaurante y una tienda de recuerdos.


Comimos lo más barato que había en la carta que era un perrito caliente con patatas y nachos y que no era en absoluto barato. Nos subimos al coche dispuestas a seguir. Pretendíamos dormir por algún lugar en la zona del Big Sur que era donde estábamos, pero no había sitios para dormir, solo playas, acantilados, playas. Paramos en un sitio, ya no sé si con intención de dormir o de qué, pero el sitio era increíble y nos atrapó, tenía unas casetas pequeñas y nos quedamos con ganas de preguntar cuánto costaban, el lugar era también un bar restaurante con tienda de recuerdos (también en el mapa aparecía como pueblo) estaba en un acantilado y desde allí se podían ver kilómetros y kilómetros de playa.


Atrapadas, atrapadas por el sitio… decidimos seguir y aquí llegó el momento álgido del día. Estábamos en lo más alto de una colina, por eso el acantilado era tan espectacular y la carretera (de dos carriles y dos direcciones, es decir, un carril para cada dirección) empezaba a descender, cuesta abajo. La conductora regular era yo, la ocasional era Carmen y la que no había conducido hasta el momento era Salvi. Así que nada, Salvi fue a coger el coche, just for a change, Carmen le explicó cuatro cosas básicas de los coches automáticos, y empezamos a bajar, nos incorporamos a la carretera e íbamos despacito, despacito, Salvia: “oye chicas, para acelerar en este coche hay que apretar muy fuerte el acelerador ¿no?” y Carmen en ese momento se empezó a reír, sin parar, sin parar, cuando fue capaz de respirar dijo: “¡Salvia que no has arrancado!” y ahí íbamos, con la inercia de la cuesta abajo, en nuestra carreterita de doble sentido ¡¡sin arrancar el coche!! Con el ataque de risa que les dio, (que no a mí, que me puse histérica) pin pan, ladera abajo, otra vez a la cuneta, esta vez arrancamos y tirando.


Vimos el famoso puente del Big Sur. Y seguimos, volvimos a parar en una revuelta en la que había unas sequoias espectaculares y un puente, dejamos el coche súper lejos y tocó andar, de camino a las sequoias nos salió una serpiente espectacular que nos dio un susto de muerte, a nuestro regreso, la muy perra, seguía allí y nos volvió a asustar. Empezábamos a estar muuuy cansadas y Carmen acuñó la expresión: “más alante, más bonito” para disuadirnos cada vez que intentábamos parar para ver el paisaje, y la frase pasó a ser el lema del viaje porque sino no había forma de avanzar. Teníamos ganas de encontrar un sitio para dormir. Pasamos por un par de “poblados” de madera estilo peli de miedo de terror en medio del bosque en la que acaban muriendo todos, encima estaban todos al completo, supusimos que porque la gente no había visto suficientes pelis de miedo. Vimos una especie de RANCHO-HOTEL y nos paramos en la puerta a preguntar por los precios, Carmen conducía y era la que tenía más fácil lo de preguntar, hizo el amago de pasarnos la pelota caliente pero no le hicimos caso, para la ocasión hizo una construcción gramatical española, pero evidentemente con intención de hablar en inglés y le quedó como sigue: “For Sleeping?” y que quiso decir “¿Qué vale una habitación para dormir en este Hotel por favor?” El tipo nos dijo que 400$ y nos fuimos corriendo. Lo siguiente fue un camping, ya estábamos derrotadas, la chica nos dijo que lo único que nos podían ofrecer eran unas barracas por 70$ fuimos a verlas, ya estaba anocheciendo. Las baracas eran una lona de plástico con tres gomaespumas en el interior, sin electricidad, ni agua, el baño estaba lejísimos (al otro lado del rio) dimos un par de vueltas, empezamos a sacarles pegas y nos acabamos yendo, lo único bueno que tenía es que íbamos a dormir en pleno bosque de sequoias enormes. Eso y que no sabíamos lo que nos esperaba para llegar hasta el siguiente pueblo. Conduciendo ya de noche, hechas puré y aguantando las luces largas de los americanos que nadie sabe por qué de forma regular no las quitan cuando se cruzan con otros coches. Un agotamiento total, habíamos perdido ya toda la esperanza cuando vimos indicios de civilización y de pronto ¡¡PLOF!! un complejo comercial de esos con farmacia 24 horas, tiendas de comida, restaurantes de comida rápida, etc. nos lanzamos como fieras a la farmacia 24 horas, que en realidad tienen comida y de todo. Nos perdimos (yo creo que por el estado de cansancio que teníamos) en un montón de cosas que tenían rebajadas a un dólar y nos acabamos comprando las cosas más inverosímiles dada nuestra situación: que no teníamos nada que llevarnos a la boca, ni sitio para dormir. Entre otras: un pintauñas DE PURPURINA AMARILLO que sería protagonista más adelante de un acto promocional de este nuestro país, España, un pintalabios, un atrapa gafas (porque hasta el momento nuestra costumbre favorita dentro del coche era sentarnos encima de lo que pilláramos, gafas, mapas, llaves, móviles...) cargadas con estas cosas tan útiles y una botella de litro y medio de vino fuimos a la caja y aquí vino la segunda frase del día después de que la cajera nos hubiera dicho lo típico: que tengan buena noche, fui yo a decirle: “igualmente, feliz noche, por cierto ¿dónde estamos?” la chica se sorprendió como es natural, o artificial ¡yo qué sé ya! y nos dijo, ¡¡estáis en CARMEL!! Yupiiii! Buscamos hotel, descartamos uno que nos ofrecían con chimenea en la misma habitación y acabamos en el hotel de un tipo que nos cayó muy bien porque nos ofreció jerez con pastas y un buen precio. La habitación era increíble y aún tuvimos ánimos para regresar a la misma zona de antes a comprar comida, cocinar, cenar, bebernos la botella (que sobró la mitad porque era peleón de narices) y a dormir en Normandía!!

jueves, 23 de abril de 2009

DÍA 1.- Los Angeles/Oxnard/Santa Barbara/Morro Bay/Cayucos


Ver mapa más grande
Salimos como a las 10 de la mañana por Sunset Boulevard en dirección al océano con la capota bajada. Había que vernos a las tres en un descapotable, pasando frío. Nos costó poco descubrir que el truco estaba en tener la capota bajada, pero las ventanas subidas e, incluso, poner la calefacción. Sunset Boulevard es una calle llena de curvas sin fin que va desde Hollywood hasta el Océano, al llegar al océano en Los Angeles en lugar de un paseo marítimo hay una autopista (son muy originales en este país) y esa autopista se puede seguir hacia el Sur (San Diego, Tijuana) o hacia el Norte (lo que nosotras hicimos). Caminito al norte pasamos por Malibú (que o no tiene tampoco paseo marítimo o no se lo vimos) siguiendo la autopista nos fuimos metiendo para el interior donde hay muchísimos cultivos (de fresas, pistachos y uvas) como no nos gustaba eso de alejarnos del mar, nos desviamos a la altura de Oxnard gracias a un cartel que decía algo así como “carretera con vistas al mar” y fuimos a parar a una especia de tiendas como las de todo a cien en España pero llevadas por mexicanos. Encontramos cosas de lo más variopintas, desde vírgenes para el coche, hasta gorros de cowboy. Ahí Carmen, que iba de copiloto, empezó a introducirnos la idea de que “probablemente” necesitáramos un mapa de carreteras. Así que empezamos a preguntar en estas tiendas que, por supuesto, no tenían esas cosas. Nos dividimos, Carmen y Salvia disfrutaron de la cantidad de productos increíbles, nunca vistos antes, que había en estos sitios y yo entré en una tienda de fotocopias y di con el que debía ser el único nativo americano del lugar, súper amable además, y cuando le pregunté por un mapa de carreteras me dibujó el suyo propio para indicarme cómo llegar hasta otra zona de comercios y, finalmente, comprar el mapa allí. El hombre se tomó 15 minutos de molestias explicándome con todo detalle cada semáforo y cada base militar (que había un par por la zona) que teníamos que pasar para llegar a este lugar que era una licorería (es otra cosa que les gusta mucho aquí, las tiendas de licores). El mapa que me dibujó lo guardamos, además de por lo amable que fue, porque lo hizo con mucho cariño el hombre y, sólo una vez en los Ángeles, nos dimos cuenta de que tenía la dirección de la tienda detrás ¡y página web! Y eso que la tienda era como una tienda de fotocopias de barrio. Esta es la web, si pasáis por Oxnard tenéis que hacerle una visita. Lo cierto es que siguiendo sus indicaciones llegamos a donde queríamos: a una gasolinera, compramos nuestro mapita y tiramos para el norte, no antes sin flipar con que OXNARD ahí donde lo veíamos, tenía unos canales más bonitos que los de Venice en Los Ángeles.
Pim pan, pim pan y llegamos a Santa Bárbara, nos dimos un paseíto, subimos la capota porque nos moríamos de frio y seguimos hasta La Goleta donde comimos, la comida estaba güena güeña y el café más bueno aún (como dice todo el mundo, el café que beben los americanos es más bien “té de café” pero el expreso es igual en todo el mundo) y nos dimos un paseíto por el muelle.

Queríamos explorar más la zona, pero aquí empezó ya nuestro problema con las señales de tráfico Californianas, que no hay quien las entienda, cada vez que nos metíamos por un camino nos encontrábamos con una señal que decía: “carretera privada, usted está utilizando esta vía por su propia cuenta y riesgo” así que claro, nos dábamos la vuelta y volvíamos a nuestra acogedora carreta general. Pero no entendíamos si es que eran carreteras que llevaban a zonas residenciales privadas o es que eran tramos que no había construido el Estado de California. Total, nos perdimos un poco más por allí en una especie de lago que había cerca donde un par de surferos nos tomaron un poco el pelo con “nuestro amigo del coche” que era la careta de pirata que le habíamos puesto al asiento del copiloto, nos preguntaron que cual era el problema de nuestro amigo y les respondimos que sólo disfrutaba del mundo en dos dimensiones, por eso estaba enfadado.

Aquí está el Piratilla al lado de la laguna
Nos despedimos, cogimos otra vez la autopista y a seguir. Dándole vueltas al mapa descubrimos que la autopista se metía hacia el interior de nuevo, pero las vistas eran increíbles, así que nos pareció bien. Cuando nos estábamos acercando a Morro Bay ya íbamos pensando en dormir, hasta este momento nuestra intención era dormir en tienda de campaña, así que mirábamos los campings (no teníamos ni tienda de campaña, lo que ilustra muy bien nuestro idealismo, que no tiene límites). Por desgracia nos pasamos la zona de Morro Bay que era la que tenía camping y que debía ser impresionante y paramos en el siguiente pueblo: CAYUCOS, el pueblo básicamente (igual que Morro Bay) era una tomadura de pelo, eran unas 150 casas mirando hacia el mar en una ladera y parecía fantasma por completo. Entramos y al pasar dos calles vimos a una mujer sobre la que nos abalanzamos a preguntar, tenía como unos 50 años y fue tan amable que nos dijo que ella iba hacia la zona de los moteles, que la podíamos seguir. Cogimos el coche y ¡sorpresa!, la señora llegaba tarde a una reunión y se marcó un rally espectacular, con STOPS a velocidad de vértigo y giros imposibles, íbamos muertas de la risa en el coche, vaya que lo típico cuando alguien se ofrece a servirte de guía es que vaya súper despacito y tal, pues no no, eso sí, cuando aterrizamos en el sitio se tiró otros 10 minutos contándonos dónde podíamos cenar, tomar una cerveza, y nos recomendó un Motel que tenía playa propia, luego nos dijo que sentía el rally pero que llegaba tarde a una reunión (ahí fue donde nos enteramos claro, hasta el momento creíamos que habíamos cogido a la mujer de 50 años más veloz del salvaje Oeste Americano). El Motel se llamaba: Cayucos Shoreline Inn. Creo que lo primero que pensamos con lo del Motel fue: “Uy, nosotras en un Motel con playa propia, ¡qué va, qué va! Pero vamos a preguntar que por preguntar no se pierde nada” y Salvia entonces comentó: “claro, estamos haciendo estudio de mercado” y nuestro estudio de mercado duró, lo que dura el agua en una cesta y consistió en que la señora de recepción nos dijera que eran 120$ sin las tasas, pusiéramos cara de poco convencidas, nos diera un segundo precio de 105$ con tasas y con desayuno incluido, le pidiéramos las llaves para verlo y nos lo quedáramos porque era increíble, de la habitación se pasaba directamente a la playa con un césped guapísimo en medio y vistas del muelle y de los surferos que, con el atardecer se estaban yendo a casa y ¡había que verles!.

Tras llevar al piratilla hasta la puerta, como unas señoras, nos dispusimos a explorar esos maravillosos sitios del lugar, que, siendo casi las nueve estaban en su mayoría cerrados ¡qué país! Y los que estaban abiertos nos parecieron de turisteo por el oeste americano, muy de peli del oeste, chulos, pero que pasábamos de dejarnos la pasta en ellos así que fuimos a la única tienda de “comestibles” abierta que vimos a comprar guarrerías para cenar y una botella de vino. El tipo de la tienda, como suele pasar aquí, era de padres sudamericanos pero había nacido aquí y, por lo tanto, le costaba hablar español pero estaba deseando “platicar” así que platicamos hasta que se puso pesado repitiendo una y otra vez “y qué hacen tres chicas solas en Cayucos” y le acabamos diciendo “bebernos una botella de vino” a lo que respondió que le parecía poco y que nos esperaba en media hora, que estaba seguro de que volveríamos a por más. Ya en nuestra habitación con nuestras QUEEN BEDS (dos camas dobles) cenamos, vimos las fotos, yo vi LOST, me gané fama de poco participativa y… poco a poco fuimos cayendo todas al sobre…

viernes, 17 de abril de 2009

EL VIAJE

Hace poco menos de una semana que he vuelto de un viaje tremendo por el norte de California, Nevada y Arizona. La vuela al “curro” no ha estado mal, pero me acuerdo sin parar del viaje y de todas las aventuras que hemos vivido, así que he decidido escribirlas desde el principio.
El viaje surgió con la visita de dos súper amigas españolas: Carmen y Salvia, que venían para estar aquí 15 días y como yo no había hecho ningún viaje aún y ellas estaban deseando conocer buena parte de los parques naturales de aquí, pues allá que fuimos. Lo planificamos todo en un par de horas, sin casi moteles reservados ni rutas concretas hechas.

Todo empezó alquilando un coche en un peculiar “Rent a Car” que a mí no me daba ninguna confianza a pesar de que se llamaba “OK Rent a Car”, alquilamos un Chrysler descapotable con una oferta especial que tenían. Lo llenamos de cosas y tenía el maletero tan pequeño que no nos cabía todo, le pusimos la careta de un PIRATA atada en el asiento del copiloto, de manera que cada vez que veíamos el coche nos pegábamos un susto porque parecía de verdad.
Empezamos el viaje un día más tarde de lo revisto, es lo que tiene no planificar, y gracias a eso pasamos una tarde increíble en Topanga con mi compañera de casa y los caballos a los que cuida. Estuvimos montando a caballo y luego en este sitio tan chulo que se llama Froggy’s Bar y por primera vez entendí el por qué del nombre, porque pasa un río al lado y las ranas se oyen de forma exagerada, creo que más ahora en primavera que las otras veces que fuimos.
Y esos fueron los preparativos del viaje, que duró 10 días con sus diez noches...

sábado, 14 de marzo de 2009

TIPO 1.- MUJER CALIFORNIANA


Después de medio año aquí, tengo que contaros algo de las californianas. Sobre todo de las chicas, de los tíos no veo que haya un “tipo de tío californiano”.
En UCLA y, en general en LA, las chicas van con unos pantaloncitos de un palmo que dejan toda la pierna al descubierto. Pensaréis que esto lo hacen sólo cuando hace buen tiempo, pero no, llueva, haga viento, sol… da lo mismo. Pero luego no es que acompañen la parte de arriba con algo sexi, no, se ponen una sudadera 3 tallas más grande que ellas y ale, andando. En los pies chanclas, haga el tiempo que haga, chanclas.
Pero si tengo que ser sincera, si yo tuviera las piernas que tienen las mujeres aquí, también lo haría. Tienen las piernas más largas y más bonitas que he visto jamás, no sé cómo lo hacen, pero no tienen nada feo, nada de varices, ni un solo pelo, ni un rasguño y, por supuesto, celulitis cero. Es increíble.
Lo segundo que impresiona es que están en forma, cuadradas, diría yo. No es el tipo de “tía buena española” no son ni pequeñitas, ni monas, más bien son tías grandes, muy grandes algunas y con cuerpos espectaculares, pero no delgadas para nada.

Tienen curvas y, de verdad que son espectaculares. Practican mucho deporte, comen muy sano, no sé cuáles son sus hábitos en fin de semana, pero entre semana, básicamente se cuidan.
Luego el tono de la piel, que no es el moreno este insano que en España se empeña en conservar la gente del barrio Salamanca (en Madrid) ese moreno-rayosUVA, pues no, tienen un tono como dorado ¡os lo juro! Supongo de correr al aire libre varias veces por semana o, no sé de qué, pero el típico tono de anuncio de bronceador.
MITO: las californianas no son rubias ¡¡se tiñen el pelo!! a algunas les queda muy bien, a otras fatal. Las morenas son impresionantes.

De cara también son monísimas y hay un tono de ojos que prevalece sobre el resto, igual que España es el marrón, aquí la mayoría tiene los ojos color verdoso-miel? Algo así.
Sí, mujeres espectaculares, a ver si se me pega algo. Os dejo fotos de las animadores del equipo de mi universidad.